Historia
Los primeros restos de actividad humana se localizan en la Fuente Principal de la Villa donde se han hallado útiles tallados en silex que nos sitúan en el Paleolítico Superior (30.000 a.C).
Las primeras huellas de sociedades agrícolas nos conducen al yacimiento de la Cueva de los Secos, pero es sin duda el Monte Arabí y sus pinturas rupestres el mayor exponente de la actividad humana entre el VI y el II milenio a.C. Los abrigos de Cantos de la Visera y la Cueva del Mediodía, junto al poblado fortificado de El Arabilejo, fechado en la Edad del Bronce (II milenio a.C.) y los campos de grabados rupestres (cazoletas) asociados a este poblado, constituyen un complejo prehistórico de primera magnitud en el ámbito del Levante Peninsular.
Del Eneolítico o Calcolítico (III milenio a.C.) contamos con los yacimientos de Las Atalayas, la Sierra del Cuchillo. La Ceja y la Balsa, De la edad del Bronce (II milenio a.C.) se han localizado restos en el Arabilejo, Pulpillo, Umbría del Fator, Monte Felipe, Moratillas, Magdalena, Cerro de la Campana, El Serral, El Castellar, Los Rincones y La Chimenea.
De época prerromana o ibérica contamos con yacimientos como El Pulpillo, El Cerro del Castillo, y el Cerro del Los Santos, donde se situaba un importante santuario ibérico y donde el Padre Carlos Lasalde, a finales del s. XIX, localizo la Dama Oferente o Dama de Yecla, entre una treintena de esculturas en piedra.
De época romana tenemos el yacimiento de Los Torrejones que constituyo , entre el siglo I a.C al siglo V d.C, el centro administrativo de una amplia comarca.
La ciudad de Yecla, como asentamiento estable en el lugar que ahora ocupa, se establece a fines del S. XI con la caída del Califato y la instauración de los reinos de taifas. Se construye el «hisn» o castillo, y se crea un pequeño núcleo de población al abrigo de sus defensas, conocido por las fuentes escritas árabes con el nombre de Yakka que con el período de dominio almohade adquirirá cierto peso específico en el concierto comarcal y regional.
Con la conquista castellana a mediados del siglo XIII, se instaura un nuevo núcleo de población en la ladera norte del cerro. El entonces Príncipe Alfonso X El Sabio ocupa la plaza en el año 1243, pasando luego a integrarse en el señorío de D. Manuel y posteriormente como villa del Marquesado de Villena de D. Juan Manuel, experimentando la primera expansión demográfica y urbana en época cristiana.
Hasta mediados del s. XV la villa experimentará un sostenido crecimiento, alcanzando un extraordinario desarrollo económico al amparo de su aduana, lo que conllevará un aumento demográfico y urbano extraordinario durante los reinados de Carlos V y Felipe II. (siglo XVI).
El Siglo XVII supone para Yecla, una centuria de continua recesión en todos los ordenes, propiciado por las guerras, las epidemias, las plagas, la emigración, etc. El S. XVIII supuso una nueva época de esplendor con la deforestación, colonización y conquista para el cultivo de la mayor parte de sus tierras, con un nuevo desarrollo demográfico (se alcanzan los 10.000 habitantes) y urbanístico, trazándose calles anchas y rectas, y construyéndose casonas solariegas con escudos nobiliarios en sus fachadas.
En la segunda mitad del S. XIX Yecla experimenta una nueva expansión, consolidándose su carácter agrícola, vitivinícola, por el que fue conocido con exclusividad hasta época muy reciente. Será en el último cuarto de esta centuria cuando se produce un primer desarrollo industrial con la aparición de la industria alcoholera.
A mediados de la década de los veinte de nuestro siglo, se produce un segundo impulso hacia la industrialización de Yecla, debido al abandono progresivo de la actividad artesanal de toneleros y carpinteros que pasarán a convertirse en fabricantes de muebles.
En las décadas de los cincuenta y sesenta se produce lo que podemos considerar un primer despegue de la industria del mueble, cuyo origen estará en la creación de la Cooperativa Obrera del Mueble «Esteban Díaz» y la posterior creación de la Feria del Mueble, primera del sector que se organiza en España.
Pese a su fisonomía moderna, Yecla no ha perdido su sabor de ciudad recogida y acogedora, contrastando su barrio medieval de calles tortuosas, cuestas empinadas y rincones recoletos, con la zona moderna de factura geométrica y trazado señorial.