“Poco más se puede añadir sobre este lugar o los animales y plantas que en él nacen, se reproducen y mueren. No rompamos o alteremos las normas, las leyes de la sabia Madre Naturaleza.”
Fernando Rico y Francisco J. Carpena, 1991
Sierra de considerable longitud, en la que destaca la existencia de numerosos cantiles, roquedos y peñascos. La existencia de roquedos proporciona interés paisajístico al conjunto, apareciendo en las solanas con formas más desgajadas y quebradas que en la umbría, donde la roca tiende a formar paredes más verticales.
Bosque relativamente bien conservado con pinos de gran porte y matorral noble acompañante, sobre todo en la umbría, que conserva un pinar de Pinus halepensis que en algunas zonas es adulto, acompañado por matorral tipo maquia y alguna encina. Hay zonas de pino piñonero y repoblaciones forestales en las faldas. Solanas más deforestadas, cubiertas por un espartal – romeral sin arbolado o con pinar disperso. Vegetación rupícola de interés, con especies de flora asociadas a extraplomos. También se encuentran tomillares propios de laderas rocosas y flora de interés asociada a arenas.
Entre las especies de fauna destacan varias aves de presa vinculadas al medio rupícola y forestal, por ser los más destacables de esta sierra. Numerosas especies de aves y mamíferos se encuentran por todo el monte. No existen en la actualidad manantiales ni fuentes de agua, por lo que los anfibios son muy escasos y sólo se encuentran en balsas de riego y acequias de riego modernas.
La Sierra cuenta con topónimos de gran valor etnográfico, como el Barranco del Tesoro, cuyo origen se desconoce. Algunos aluden a fauna diversa como el Barranco del Búho, Barranco del Paire (se refiere al gorrión chillón Petronia petronia), Collado de la Peña de la Cabra… o a acontecimientos históricos ya caídos en el olvido (Senda de los Carlistas, Collado de los Sargentos). En un lugar escondido hay una sugerente inscripción, que siempre tiene flores: “Monte Elia”…